Las funciones fisiológicas básicas de los niños son comer, dormir y el control de esfínteres. Otra función básica y que tiene que estar cubierta en la misma medida que las anteriores es la afectividad. Y cuando hay un equilibrio en todas estas funciones, el niño se desarrollo física y emocionalmente bien.
Si el niño siente que su estado emocional se altera y no sabe verbalizarlo, es probable que utilice otra vía para poder expresar su malestar y esta vía puede ser la alteración de otra de las funciones vitales. Así, hoy, hablaremos de cuando el niño utiliza la alimentación como llamada de atención de un sufrimiento emocional interno.
El trastorno de alimentación es, de una manera muy escueta, ingerir en exceso o en defecto los alimentos necesarios para la edad de ese niño en ese momento. Como resultado, hay una variación importante en el peso. En primer lugar hay que buscar ayuda de un médico para equilibrar la dieta y paralelamente hay que entender el sufrimiento emocional que hay debajo de ese trastorno y acudir a un psicoterapeuta.
La autoestima, crisis personal y el desarrollo de la imagen corporal es lo que está en juego. Controlar la comida, es como controlar las relaciones afectivas de la forma en la que el niño quisiera. Son situaciones que generan mucha ansiedad en la madre, en el padre, en los hermanos y por supuesto, en el niño.
La autoestima se va desarrollando con los años y desde que el niño nace. La madre en los primeros meses, y el padre, enseguida, van siendo el espejo donde se mira el niño para sentirse valorado por lo que es y no por lo que hace.. Según el niño reciba estos inputs desde fuera se irá desarrollando la autoestima. Son muchas las variables que influyen en este punto, los padres, los hermanos, el entorno familiar, la autoestima de los padres, etc.
Los niños con trastornos de alimentación suelen ser muy controladores y exigentes con ellos mismos y con los demás. Por lo tanto, se aconseja un trabajo paralelo entre el médico, psicoterapia del niño y apoyo psicológico o psicoterapia para los padres.
El objetivo es ayudar a desarrollar una mejor autoestima en el niño y ayudarle a crecer desarrollando su proyecto personal para aceptarse como persona por lo que es y no por lo que haga, dentro de un entorno familiar facilitador.